«Si en este plan participamos Estados Unidos y México, e incluimos a los países centroamericanos, podríamos reunir una considerable cantidad de recursos para el desarrollo de la región, los cuales se destinarían en un 75 por ciento a financiar proyectos para crear empleos y combatir la pobreza, y el restante 25 por ciento al control fronterizo y a la seguridad», propone la carta que el 13 de julio Andrés Manuel López Obrador envió al Presidente Donald Trump. Ambos charlaron vía telefónica luego de la jornada electoral, y este martes se informó la respuesta del republicano, la cual concordó con el morenista.
Académicos internacionalistas expusieron que «es un viraje importante» plantear la necesidad de un desarrollo económico en una región invadida por violencia, pobreza y desempleo, cuyos habitantes encuentran en México también un trato «brutal». No obstante, advirtieron la necesidad de que además del tema económico se demande a las siete naciones vecinas políticas públicas de Estado de Derecho, anticorrupción y control del tráfico de drogas que ha alimentado el clima de inseguridad del que huyen.
Ciudad de México, 25 de julio (SinEmbargo).– Después de una plática telefónica el 2 de julio y la visita del equipo estadounidense a la casa de transición, el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador, propuso en una carta al Mandatario Donald Trump un plan de desarrollo económico en materia de migración que incluya a los países centroamericanos, planteamiento aprobado por el republicano en la misiva de respuesta. Además del control fronterizo, la estrategia considera la necesidad de dar recursos para potenciar fuentes laborales y combatir sus índices de pobreza, en una región donde la tasa de desempleo promedio es de 8.1 por ciento (Banco Mundial, 2016) frente al 5.7 por ciento del mundo.
Sin embargo, «además del crecimiento económico, debe haber una agenda de fortalecimiento del tejido social y de control anticorrupción tanto en México como en los países centroamericanos a partir de los recursos que se puedan canalizar», afirmó José María Ramos García, especialista en política migratoria del Colegio de la Frontera Norte. «En la medida que no se generan mecanismos de control anticorrupción, se dan los recursos a gobiernos pero no hay una evaluación y la ayuda no genera impactos».
Además, «¿de dónde vendrán los recursos? Hay que recordar que Trump está pidieron recursos para el muro y el Congreso federal no se los estaba dando […] Aquí el reto es si Estados Unidos y su Congreso aceptarán dar recursos para atender ese tipo de necesidades», planteó.
López Obrador también convocó a cada gobierno, desde Panamá hasta el Río Bravo, a trabajar para hacer económicamente innecesaria la migración y cuidar sus fronteras para evitar el tránsito ilegal de mercancías, armas y drogas.
En el marco de la política migratoria estadounidense con menores de edad separados de sus familias y el Plan Frontera Sur de México, un país de cruce, economistas y especialistas aseguraron que la propuesta tiene un enfoque «distinto» e «interesante» respecto a administraciones federales pasadas y la visión de Trump en los últimos meses, aunque no es algo «novedoso» por lo que debe aprenderse de los errores pasados para reducir los efectos negativos.
Pero, dijeron los académicos, la decisión debe tomar en cuenta desde un inicio a los gobiernos de los países centroamericanos soberanos para abordar la estrategia que detone sus áreas de oportunidad y control del tráfico de sustancias ilegales. Además, es «contradictorio» que impulse a terminar la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América Latina (TLCAN) cuando ese acuerdo fomentó la migración, sobre todo del campo, determinaron.
José María Ramos García, especialista en política migratoria del Colegio de la Frontera Norte, dijo que «las escasas ayudas» que se han canalizado en los últimos años hacia la región y al país son orientados hacia inversiones productivas, incluyendo el sexenio de Enrique Peña Nieto, pero «no necesariamente han fortalecido el tejido social y se han presentado problemas graves de corrupción, que también genera violencia y criminalidad» por lo que la estrategia que plantea la administración de López Obrador «es importante», pero se tiene que corregir y complementar para ser viable.
«[Se deben] corregir los errores de la experiencia que ha sido en los últimos diez años, pues los resultados están a la vista: ha crecido la población centroamericana que cruza México, sobre todo la vulnerable», aseguró el investigador. «Los incentivos tienen que ver con estabilidad monetaria, disminuir la paridad de ingresos con Estados Unidos y en el caso de Centroamérica se disminuya uno de los principales factores que tienen que ver con la migración: violencia y criminalidad».
La eficacia la ejemplificó con lo ocurrido tras el atentado de 2001 en las Torres Gemelas en Nueva York. Expuso que se planteó para México una agenda relacionada con el fortalecimiento de la seguridad para la frontera norte «que ha reducido la vulnerabilidad terrorista» a través de iniciativas de desarrollo económico en los lugares de origen de la migración. «Desafortunadamente, no hubo los recursos por parte de Estados Unidos, las remesas que han estado creciendo en estos años originalmente no fue para atender los desarrollos locales y productivos, sino a demandas familiares», explicó Ramos del Colef.
Por su parte, el Presidente Donald Trump respondió la carta leída el martes por el virtual Canciller, Marcelo Ebrard Casaubón.
«Estoy de acuerdo con las cuatro prioridades que ha identificado: comercio, migración, desarrollo y seguridad», escribió Trump el 20 de julio. «Así como usted, considero que hacer frente a la migración ilegal involucra mucho más que tan sólo una frontera fuertemente asegurada. Estamos preparados para atender el tema del desarrollo económico, así como aquellos relacionados a la seguridad, que empujan la migración de América Central».
El lunes pasado declaró durante un evento en la Casa Blanca que López Obrador es «una persona estupenda». Contó que conversó con él por largo tiempo en una llamada telefónica. «Hizo un gran trabajo, un voto tremendo. Y tienen mucha confianza en él en México. Y eso es bueno. Estamos hablando de hacer algo muy dramático, muy positivo para ambos países», dijo Trump. En Twitter no ha mencionado nada.
Los siete países que componen Centroamérica son: Guatemala (Jimmy Morales), Belice (Dean Barrow), El Salvador (Salvador Sánchez), Honduras (Juan Orlando), Nicaragua (Daniel Ortega), Costa Rica (Luis Guillermo Solís) y Panamá (Juan Carlos Varela).
«Estoy seguro que podremos llegar a acuerdos para enfrentar juntos tanto el fenómeno migratorio como el problema de la inseguridad fronteriza, sobre la base de la cooperación para el desarrollo y bajo la premisa de que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia. Todo ello con absoluto respeto a los derechos humanos», reza la misiva escrita el 12 de julio y enviada un día después.
Semanas antes, su asesor de seguridad Alfonzo Durazo fue cuestionado por plantear una policía fronteriza. Aclaró en Twitter que «no hay ningún proyecto para que eventuales policías detengan migrantes. Ninguno. Todo lo relacionado con migrantes corresponderá al Instituto Nacional de Migración. Solo se analiza crear un cuerpo de policía para zonas turísticas».
No obstante, Gerardo López, economista de la Universidad Autónoma de Sinaloa, dijo que «lo que debería plantearse en principio es una Cumbre con equipo de expertos donde participe el Gobierno de Estados Unidos y el de México, y los siete gobiernos de Centroamérica para analizar y definir un planteamiento de solución integral y de fondo a la problemática de la violencia y migración. Sobre la idea de que son países soberanos, tomar acuerdos y decisiones en las cuales pueda llevar implícito una partida de recursos específicos tanto de Estados Unidos como de México para apoyar».
«Se adelantaron; cae incluso en inducir cuestiones que competen exclusivamente a los gobiernos de allá por lo que no creo que estén dispuestos a que se le impongan propuestas aun cuando sean humana y económicamente muy favorables», añadió.
Para el economista Diego Castañeda, de la London School of Economics y miembro de Democracia Deliberada, los centroamericanos «lo verían bien», pero «el principal obstáculo es que la cooperación sí sea una prioridad para la administración Trump», ya que su agenda se concentra en seguridad respecto a la frontera. Aunque agregó que en la propuesta se considera destinar un 25 por ciento de recursos recolectados entre los países relacionados a la vigilancia fronteriza, «justo lo que le interesa a Trump».
Rafael de la Garza Talavera, sociólogo de la Universidad Veracruzana, aseveró que «lamentablemente en México y Centroamérica no tenemos las mejores relaciones; hemos tratado brutalmente a sus ciudadanos, sobre todo en la zona del sur tratando de detener su flujo e incluso dejándolos en extrema vulnerabilidad, cobrándoles derecho de piso o secuestrarlos», por lo que la parte más importante del plan debe ser «proteger los derechos humanos».
POLÍTICAS PÚBLICAS EN CENTROAMÉRICA
La región centroamericana registró en el 2017 más de 14 mil homicidios, en su mayoría en El Salvador, Honduras y Guatemala, naciones donde hay presencia de narcotráfico que traslada drogas a Estados Unidos y de pandillas, como la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18 en El Salvador, país donde se reportan 60 homicidios por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con cifras de los gobiernos locales.
«La economía es uno de los factores importantes, es decir, detrás de esta violencia hay una serie de insatisfacciones en el tejido social. Pero la otra parte es que en la medida que esos países no logren controlar corrupción internacional y el trasiego de drogas que llega por Centroamérica y que cruza por México, sobre todo cocaína, es una situación que implica un reto desde el punto de política pública. Cómo los centroamericanos generan políticas de desarrollo local, comunitario y regional para disminuir esos factores, junto con un fortalecimiento de sus Estados de Derecho», aseguró José María Ramos García, especialista en política migratoria del Colegio de la Frontera Norte.
Los datos de 2016 de los institutos de estadística de cada país revelan que en Honduras, el 65.7 por ciento de su población vive en pobreza y hay una tasa de desempleo de 7.4 por ciento, seguido de El Salvador (38.2 en pobreza), Nicaragua (24.9 en pobreza), Costa Rica (22.9 en pobreza), Panamá (22.1 en pobreza), y Belice (9.6 por ciento en desempleo).
De acuerdo con el Índice de Competitividad Global, la región muestra un retroceso en su clima para realizar negocios. Solo dos de los siete países de ahí (Panamá y Costa Rica) tuvieron una mejora significativa en el periodo 2000-2016. El caso extremo es El Salvador que ocupa la posición 105 de 138 países evaluados a nivel mundial.
El economista sinaloense Gerardo López afirmó que una vez se cuente con «la voluntad» y participación de los países centroamericanos, a partir de «un diagnóstico claro» de las problemáticas específicas por país, «ver el nivel de apoyo que se requiere y ver por otro lado las oportunidades de desarrollo que hay ahí para poderlas potenciar y aprovecharlas», lo cual también beneficiaría a los inversionistas de Estados Unidos y México. Calcula que tomaría unos 20 años en implementarse y detectar resultados favorables.
Rafael de la Garza Talavera, sociólogo de la Universidad Veracruzana, aseguró que aunque la propuesta es «interesante», hay una «contradicción importante con respecto al TLCAN». Este jueves se reanudarán las pláticas sobre la renegociación en Washington, en las que tanto López Obrador como Trump urgieron retomar para no ahuyentar inversiones ni generar más turbulencias en el mercado cambiario.
«El TLCAN es una de las causas fundamentales que aceleraron la migración, en particular el impacto que tuvo en la producción agropecuaria del campo. Hoy nos encontramos con una mayor dependencia alimenticia frente a los estadounidenses», determinó De la Garza vía telefónica desde Veracruz, donde pasa el tren de «La Bestia» y los migrantes son auxiliados con comida por «Las Patronas».
«Las fuentes de migración en este país están en el sur más que en el norte, en estados como Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Guerrero o Tabasco, que son estados agropecuarios que no tienen oportunidad de competir con los productos estadounidenses que son subsidiarios allá y son vendidos aquí no solamente para consumo animal sino también para consumo humano en toda la gama de alimentos procesados», expuso el sociólogo, quien destacó que además de violencia generalizada y pobreza, en los países centroamericanos el Estado no les garantiza servicios básicos como salud, educación ni mucho menos seguridad.
«No hay condiciones para una vida segura».
ENFRENTAR LA MIGRACIÓN, ¿JUNTO CON TRUMP?
Desde su campaña en 2015, el Mandatario estadounidense Donald Trump señaló el flujo migratorio de mexicanos hacia la primera potencia mundial, por lo que propuso un muro fronterizo. Ambos equipos no han tocado ese tema. No obstante, sobre el fenómeno migratorio en el sur, Andrés Manuel López Obrador planteó decirle en su momento al Congreso que destine recursos del Presupuesto de Egresos de 2019 para el desarrollo de la región.
«Debe atenderse de manera integral y de fondo el problema migratorio, mediante un plan de desarrollo que incluya a los países centroamericanos, donde millones de habitantes no tienen oportunidades de trabajo y se ven obligados a salir de sus pueblos para buscarse la vida y mitigar su hambre y su pobreza.
«Si en este plan participamos Estados Unidos y México, e incluimos a los países centroamericanos, podríamos reunir una considerable cantidad de recursos para el desarrollo de la región, los cuales se destinarían en un 75 por ciento a financiar proyectos para crear empleos y combatir la pobreza, y el restante 25 por ciento al control fronterizo y a la seguridad», se expone en la misiva.
Gerardo López, economista de la Universidad Autónoma de Sinaloa, dijo que los planteamientos migratorios anteriores no han tenido «ningún éxito», pero este «es un parte aguas innovador con mucho más a fondo». No obstante, el problema es que lo entienda también el gobierno de Donald Trump, «un personajes que dista mucho de ser sensible a la problemática social».
«Este planteamiento innovador se lo estamos haciendo desgraciadamente a un personaje que no entiende de justicia social. Esto hubiera encajado muy bien con gobiernos como el de Bill Clinton u [Barack] Obama, pero Trump, me parece, es la gran desgracia de López Obrador», afirmó el académico antes de que se diera a conocer la respuesta de Trump.
Rafael de la Garza, sociólogo de la Universidad Veracruzana, también se cuestionó «hasta dónde Estados Unidos estaría dispuesto a colaborar», y difirió en cuanto a que sea un plan novedoso.
Documentó que en la época de Lázaro Cárdenas México recibió migrantes de Europa y en los setenta el país también fue ejemplo de «visión humanitaria» sobre todo con Guatemala, «pero a partir de la llegada del gobierno neoliberal [finales de la década de los 80] cambió radicalmente la visión humana de la migración y se convirtió en un asunto de seguridad nacional».
«No lo vería como un parteaguas, pero sí como para rectificar y regresar a la visión humanitaria que tiene México con los migrantes», dijo De la Garza. «Cuando menos respecto a los últimos 30 años es un viraje importante».
El economista Diego Castañeda tampoco lo ve como algo novedoso, «pero sí es un enfoque distinto que está tratando de alejarse de la perspectiva de seguridad y piensa más en derechos de personas que anhelan una mejor vida».
El ex Canciller Jorge Castañeda dijo a Grupo Fórmula que la idea de retener en el país a quienes pretender irse a Estados Unidos generando empleos en la frontera norte es una idea del ex Presidente Gustavo Díaz Ordaz de 1965 a través de un programa de maquilas para atraer trabajadores, documentó. Un año antes, el gobierno de Estados Unidos había cancelado el programa «bracero» para trabajar legalmente allá.
Castañeda, ex asesor en el equipo de campaña de Ricardo Anaya Cortés, también evocó un programa de apoyo de México a Centroamérica como el acuerdo de San José de 1980 cuando junto con Venezuela decidieron ofrecer un descuento de 30 por ciento al precio del petróleo para los países de Centroamérica y el Caribe para invertirlo en infraestructura en empresas mexicanas. Luego, agregó, el ex Presidente Ernesto Zedillo creó el llamado mecanismo de Tuxtla Gutiérrez con los países centroamericanos y el ex mandatario Vicente Fox creó el llamado Plan Puebla-Panamá.
De parte de México, López Obrador se comprometió en la misiva a hacer un «esfuerzo» histórico para que los mexicanos encuentren trabajo y bienestar en su lugar de origen para que no migren por violencia o pobreza, sino que solo sea una opción. Aplicará corredores y desarrollos desde el sur hasta el norte, «la última cortina para retener trabajadores en nuestro territorio», escribió.
El Presidente electo expuso la necesidad de un corredor en el sur y recorrer las aduanas hacia el sur cerca de la línea divisoria, así como reducir tasas de impuestos en la frontera norte.
«En todas las ciudades de esta zona libre fronteriza se llevará a cabo un plan de desarrollo urbano integral que incluirá el ordenamiento del uso del suelo, la introducción de agua potable, drenaje, pavimentación de calles, construcción de vivienda, guarderías, unidades deportivas, espacios culturales, escuelas, hospitales y otras obras y servicios», dice la carta.
Sobre su omisión sobre el muro fronterizo, el economista sinaloense Gerardo López enfatizó la alta dependencia económica y energética con Estados Unidos, lo que nos ha «debilitado», y recordó los «arrebatos» de Trump relacionados con el cierre de suministro de gas y combustibles.
«Acelerar el proceso de modernización de las refinerías y la construcción de una nueva para minimizar las importaciones y la dependencia energética de Estados Unidos, es algo estratégico que debe atenderse lo más pronto posible porque si logramos reducirla, lograremos también reducir los márgenes de chantaje y de presión de Estados Unidos hacia México», concluyó.
El sociólogo de Veracruz Rafael De la Garza consideró que ese tema le corresponde más al gobierno y Congreso estadounidense considerando que no ha avanzado su plan como lo prometió.
«En esa carta Andrés Manuel no quiere tocar temas conflictivos, más bien extender la mano y establecer un clima de cooperación que permita a su gobierno empezar con estabilidad». Además, determinó, «en este momento parece ocioso plantear una cuestión que todavía no se decide tampoco en Estados Unidos, y que podría cambiar el ambiente hasta ahora bastante amigable entre ellos dos […] Evita roces en situaciones en las cuales México difícilmente puede condicionar o definir el resultado».
Diego Castañeda, de la London School, también percibió que abordarlo sería una acción prematura, pues concibe que la intención del equipo de López Obrador es «redefinir» los términos de la relación bilateral.
El investigador del Colegio de la Frontera Norte, José María Ramos, enfatizó que para Trump es una prioridad, «aunque no va a reducir el tráfico de drogas hacia Estados Unidos», pero la pregunta es si se canalizarán los recursos necesarios en medio de un conflicto entre demócratas y republicanos en el Congreso.
«MÉXICO LOS HA TRATADO BRUTAL»
En la carta, donde se tocan los temas de comercio, migración, desarrollo y seguridad entre ambas naciones con el objetivo de «una nueva relación» bilateral, el fundador de Morena Andrés Manuel López Obrador llamó al republicano Donald Trump a ofrecer un trato «digno y respetuoso» a las comunidades de migrantes.
El sociólogo de la Universidad Veracruzana Rafael de la Garza reconoció que «debe lavarse» la política migratoria mexicana, ya que los centroamericanos y sociedad civil de esos países «han señalado el trato brutal por parte de la policía migratoria en México, sobre todo realizando un trabajo sucio […] Hay una deuda enorme y una gran cantidad de personas desaparecidas o explotadas».
«El modelo de personas enjauladas en Estados Unidos es precisamente el que debemos evitar», sentenció el académico.
El Instituto de Estudios y Divulgación sobre Migración (INEDIM), con datos del Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de 2017, destacó que aunque México sigue siendo el principal emisor de migrantes en Estados Unidos, el flujo ha estado decreciendo constantemente en los últimos años, siendo reemplazado por migrantes provenientes de Centroamérica y el Caribe.
«Una tendencia alarmante dentro del flujo migratorio originario de Centroamérica es el aumento de la migración de niños, niñas y adolescentes no acompañados, que hizo detonar una crisis humanitaria en 2014 pero que se mantiene como un patrón constante», afirmó. Debido al Plan Frontera Sur, introducido por México a mediados de 2014 por petición de Estados Unidos por la llegada masiva de menores centroamericanos a su frontera sur , las detenciones y deportaciones crecieron un 173 por ciento de 2013 a 2015, documentó con cifras de la Unidad Política Migratoria.
«Los gobiernos centroamericanos insisten en que sus ciudadanos y ciudadanas huyen por razones económicas y no por la violencia, los homicidios, las amenazas, las extorsiones y la intimidación sufridos a diario en sus países de origen. Por ello, el enfoque principal se ha dirigido hacia las violaciones de derechos humanos que los y las migrantes sufren en su tránsito por México. En su largo y difícil tránsito por el país, los y las migrantes se enfrentan a altos riesgos de homicidio, secuestro, extorsión, violencia sexual tal como trata de personas y otros delitos, no sólo por parte de las numerosas bandas delictivas, pero también de autoridades mexicanas», agregó el INEDIM.
En el caso de El Salvador, la Nación centroamericana con más violencia y menos clima para hacer negocios, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo estima que alrededor de 2.5 millones de salvadoreños viven en el exterior, la mayor parte de ellos (85 por ciento) en Estados Unidos (PNUD, 2017).
Asimismo, en contraste con otros países centroamericanos, la migración de Honduras no es principalmente por conflictos armados, sino por las consecuencias de la crisis económica de la década de los ochenta y los sucesivos ajustes estructurales neoliberales establecidos en el Consenso de Washington, afirmó INEDIM.